martes, 2 de noviembre de 2010

HASTA QUÉ PUNTO LO BUENO O LO MALO DE UNA ACCIÓN

“Ninguna fuerza do
ma, ningún tiempo consume,
ningún mérito iguala, al nombre de LIBERTAD”
MAQUIAVELO
. Para que seamos responsables por un acto es necesario que sepamos lo que estamos haciendo y que consintamos; es decir, tiene que haber: conocimiento y voluntad.
El conocimiento es la advertencia de lo que voy a hacer
 un acto humano tengo que saber que me propongo hacer. Además, mi acto es bueno o malo según lo conciba antes de hacerlo. Si disparo mi escopeta pensando que el blanco es un mono y de hecho mato a una persona que estaba en el árbol, no soy culpable de homicidio, por lo menos en mi conciencia. Actué sin saber que era un hombre (¡aunque quizá he cometido una gran imprudencia en no averiguar bien de antemano qué cosa era el blanco).
Para que mi acto sea
 libre arbitrio, es la potencia de hacer o no hacer una cosa, de elegir o rechazar una cosa. La voluntad es la facultad anímica por excelencia: es por medio de su albedrío que la persona justa elige el bien. Somos seres capaces de escoger entre el bien y el mal. El ejercicio de nuestra libertad nos brinda la oportunidad de desarrollar y crecer según nuestra naturaleza y así autorealizarnos. Si, por alguna razón, una persona no es libre para elegir lo que desea y tiene que actuar encontra de su voluntad, su acto no es libre: no es un acto humano. Para que un acto humano sea tal, la persona tiene que estar libre de coacción interna y externa.
En cuanto al
 determinados o condicionados: nuestra naturaleza, el carácter que hemos heredado, el medio ambiente, las expectativas de los demás, nuestro temperamento y constitución biológica, etc. determinan nuestros actos. El determinismo afirma que todo lo que pasa tiene que pasar y todo lo que no sucede no habría podido suceder.
Una coacción interna podría ser una manía, un complejo o una mentalidad resultante del adoctrinamiento. Por fuerza se extiende la coacción de agentes exteriores. La presencia de la fuerza o coacción no necesariamente exonera totalmente a la persona de su responsabilidad, pero ciertamente afecta la libertad de su acto. Por ejemplo: si los terroristas obligan a un joven a cometer atrocidades, esto no le exonera de toda la culpabilidad de sus actos, aunque sí puede disminuir su culpabilidad.

Algunos filósofos niegan que el hombre sea libre. Para ellos estamos

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